Pero hay momentos, que suelen ser aleatorios, en los que uno nota de repente el paso del tiempo. Son momentos que afectan a la vida personal y cotidiana. Hechos traumáticos pueden producirlo, pero en otras ocasiones son meras anécdotas en un día más.
Por motivos familiares viajo a Salamanca en intervalos de una cierta regularidad, normalmente cada 3 meses. Sería el ejemplo antes citado, en esta ciudad mides el tiempo de otra manera. En estas fechas hacemos una cena con unos amigos que coincidimos en esta época. Este año de nuevo nos juntamos, pero con una gran novedad, rodeados de hijos entre 17 y 21 años. Dices, esto ya es otra cosa, y la cosa remata a la hora de ir de copas, cada uno por su lado según la edad. Entras en los lugares de copas, que vas siempre y observas alrededor que estás en el grupo de mayor edad media, y eso que ya no vamos a los locales de los jóvenes.
El tiempo está pasando.
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