Hemos comenzado un nuevo curso con las dinámicas habituales de todos los cursos: los alumnos que se encuentran con sus compañeros y los libros, las protestas por los horarios por parte de los profesores de siempre, que en su mayoría son los que menos dedicación y calidad aportan al centro.
Pero para mi no solo es un curso más, es un curso que comencé con una gran nostalgia de los alumnos que terminaron en el instituto el año pasado. Nunca me había pasado que unos días antes de comenzar el curso extrañara a los alumnos del año anterior. Fueron una generación no solo con buenos resultados académicos si no también con una buena relación entre ellos y con los profesores. Hasta en mi caso tuve el agredecimiento de una madre de una alumna que nunca le había dado clase.
Una vez iniciado el curso todo vuelve a la normalidad y mi espíritu y ganas se aportan sobre los nuevos grupos con los que compartiremos nuestro tiempo a lo largo de todo un curso. Esta dinámica y relación es la clave de hacer un buen curso y que la comunicación fluya, y por tanto, mejore el aprendizaje.
Este es el video de despedida en el que colaboré con los alumnos en el montaje. Es un recuerdo que supongo que verán con nostalgia dentro de más años.
En la siguiente entrada se puede leer la carta de despedida que escribí y leí a los alumnos de matemáticas de 2º sociales en el último día de clase. En esta carta creo que se explica parte de esta nostalgia.
En fin, un curso más de los que se el número, pero un curso menos de no se cuantos me quedan y no lo pienso, curso a curso, mes a mes, día a día. Los alumnos son los que tiran de mi ánimo y de mi espíritu, algunas actuaciones de la administración y de algunos profesores son los que me tiran para atrás.
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